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Urbanismo moderno en México y Francia. Consecuencias de una utopía urbana.

 

Pierre Arnold

En México como en Francia, las herencias del movimiento moderno representan una parte importante de los paisajes urbanos, con los multifamiliares de las Ciudad de México y las “Cités” en las ciudades medianas y grandes en Francia. Ambos países fueron el teatro de experimentaciones de un urbanismo social e higienista para la producción masiva de vivienda urbana, frente a la necesidad de modernizar y mejorar la calidad del parque habitacional.

Para romper radicalmente con los problemas producidos por los centros urbanos antiguos e industriales, el modernismo defiende un urbanismo higienista y una arquitectura funcionalista y bioclimática con un uso de técnicas y tecnologías innovadoras. Defiende una voluntad de justicia social por intermedio del hábitat, del transporte y del acceso al empleo y al ocio. En la práctica, los conceptos pasan por la abolición de la calle tradicional con la creación de inmuebles altos en supermanzanas, con una circulación peatonal dominante, una presencia de equipamientos, servicios y áreas verdes en las zonas habitacionales así como la concepción de viviendas confortables para todos.

El modernismo en la vivienda en México; los multifamiliares

 

Los problemas habitacionales se acentuaron en México con la progresiva urbanización después de la Revolución mexicana de 1910-1920. Las vecindades, en las cuales residía la mayoría de la población urbana, presentaban problemas de hacinamiento, de higiene (baños compartidos, falta de agua…), de falta de electricidad y gas así como de rentas muy elevadas para los habitantes. Los proyectos de conjuntos habitacionales de los años 30 no fueron suficientes para atender la demanda y mejorar la calidad de vida de los habitantes de vecindades antiguas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vecindad antigua, colonia Juárez, México DF

 

Después de haber estudiado en la escuela de Bellas Artes de París (1929-1934) y de haber asistido a las conferencias de Le Corbusier, el arquitecto-urbanista mexicano Mario Pani regresó a su país para implementar los preceptos dictados en la Carta de Atenas (1933), manifiesto de la ciudad funcionalista. La voluntad política de entonces de modernizar la ciudad de México con proyectos arquitectónicos emblemáticos que mejoren la calidad de vida de los habitantes dieron a Pani la oportunidad de concebir los primeros grandes proyectos de multifamiliares que siguen habitados en la actualidad (a excepción de los que fueron dañados o derrumbados en el sismo histórico de 1985).

 

Fue después de la segunda guerra mundial, en una inercia de reconstrucción de las ciudades del mundo que se creó en 1947 la Unidad Modelo, primer gran conjunto multifamiliar de México. Las viviendas en renta presentaban una calidad y un confort muy importante en comparación a las vecindades; agua corriente, electricidad, gas, baños privados, espacio, luz natural en los departamentos y equipamientos, comercios, espacios verdes en las plantas bajas. Entre 1947 y 1965, Pani edificó varios multifamiliares con presupuestos públicos, de los cuales los más famosos son Miguel Alemán (1.080 viviendas), Presidente Juárez, Unidad Independencia (2.235 viviendas), Unidad Esperanza, Nonoalco-Tlatelolco (12.000 viviendas) y Ciudad Satélite.

 

El multifamiliar Miguel Alemán, inspirado por la Cité Radieuse, de Le Corbusier, cuenta con 1.080 viviendas de distintas superficies (entre 50 y 90m2 aproximadamente) en edificios colectivos que ocupan el 25% del espacio, contra el 75% para áreas verdes, de recreación y de circulación. La densidad habitacional es de 270 viviendas por hectárea que representa a 1.750 habitantes por hectárea. Los estacionamientos están fuera del conjunto dejando espacio interno para comercios, equipamientos (escuela, guardería, piscina, correos…) y jardines.

Frente a las dificultades de gestión y de mantenimiento de las áreas comunes así como de las viviendas, las administraciones públicas encargadas del arrendamiento vendieron los departamentos a sus habitantes a finales de los años 1980.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Multifamiliar Miguel Alemán, Colonia Del Valle, México DF. Dispone de varios comercios, equipamientos educativos y administrativos así como de una picina pública y de grandes espacios verdes.

 

Las “cités” francesas: de la utopía urbana a la fragmentación social

 

En Francia, la producción masiva iniciada durante la reconstrucción a principios de los años 1950 fue una oportunidad claramente aprovechada por los arquitectos, urbanistas y también responsables políticos del Movimiento Moderno, para aplicar los preceptos de la Carta de Atenas (MERLIN, 2012). Siguiendo los preceptos funcionalistas, se edificaron barrios nuevos con viviendas colectivas en torres y barras de inmuebles sobre pilotes (atravesables o con comercios y equipamientos), con grandes espacios verdes y callejones sin salidas que dejan una importante ambigüedad sobre los límites entre espacios públicos y privados.

 

Es importante señalar que por la emergencia de construir viviendas, se realizaron las viviendas en terrenos agrarios en las periferias urbanas, con derogaciones al marco reglamentario del urbanismo. Se produjeron más de 2 millones de viviendas sociales, exclusivamente en renta, entre 1954 y 1973, fecha a la cual se decretó la prohibición de seguir produciendo masivamente vivienda social por los efectos sociales negativos generados en estos barrios.

 

En efecto, a pesar del claro mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones por el acceso a agua, a electricidad, gas y calefacción (en 1954, solo el 10% de las viviendas en Francia tenían un baño al interior y un 10% tenía calefacción), el funcionamiento de esta utopía urbana y social tuvo un rápido deterioro no anticipado. Las malas ubicaciones, las pésimas conexiones en transporte público a las ciudades y las faltas de equipamientos y servicios básicos generaron un deterioro físico y social de estos barrios. El objetivo inicial de fomentar una mezcla entre distintas clases sociales, fue dañado por la desaparición de muchos empleos industriales a principio de los años setenta que transformaron a la población de estos barrios. Efectivamente, frente a la crisis económica de los años 1970 y a la importante tasa de desempleo, las clases medias dejaron de rentar las viviendas sociales para adquirir casas individuales periurbana o regresar a los centros urbanos.

 

El reemplazo de estas clases medias por poblaciones inmigrantes y de bajos recursos transformó los barrios modernos, hasta le fecha de hoy, en zonas de “relegación social” (DONZELOT, 2009). A pesar de los intentos de los gobiernos sucesivos de intervenir en estos barrios (renovación urbana, creación de empleos, inserción de la población extranjera…), se intensificaron las violencias y actos de protesta por parte de una juventud prisioneras de estos guetos urbanos, con pocas perspectivas de acceso a empleos y reconocimiento por la sociedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Barrio de vivienda social en Melun. La mayor  parte de su población es de origen magrebí y maliense.

 

¿Quién de los grandes urbanistas y pensadores del siglo pasado hubiera pensado en los años 1950 que apenas 20 años después de su edificación, la casi totalidad de los barrios modernos franceses empezarían a transformarse en zonas de fracturas económicas y sociales sin todavía perspectivas claras de mejoramiento en el 2013? La segregación por el hábitat ha conducido a una estigmatización de las cités de vivienda social como zonas de no derecho en los ojos de la sociedad. Los medios de comunicación amplifican este miedo de los barrios con reportajes sobre el narcotráfico, las bandas armadas, los conflictos con la policía y las degradaciones de los propios servicios públicos barriales por los residentes de algunas zonas. Además de perjudicar a los jóvenes de cités que quieren conseguir empleos o insertarse honestamente en la sociedad, el miedo generado por estos reportajes fomenta el racismo y el apoyo a grupos políticos de extrema derecha.

 

El Programa Nacional de Renovación Urbana iniciado en 2003 para 4 años y prolongado varias veces hasta el 2015, tiene el objetivo de diversificar los barrios deprimidos en términos de morfologías (demoliciones de torres y reconstrucción de inmuebles intermedios o rehabilitaciones), tenencia (aparición de vivienda con opción a compra y de accesión) y composición social (atracción de clases medias con viviendas nuevas y reducciones de impuestos).Con una importante parte de subsidios del Estado, esta política enfocada a mejorar el ámbito físico de los barrios (vivienda, espacios públicos, vialidades, equipamientos…) tiene muy pocas componentes de desarrollo social y económico local así como articulaciones con las demás acciones públicas a favor de las zonas urbanas deprimidas. Esta razón, junto con el efecto de la crisis económica que vive el país pueden explicar que hoy, a pesar de las importantes inversiones, no se vean mejoras en términos de reducción de la pobreza, acceso al empleo o a formaciones universitarias, integración social etc.

 

Diferencias de concepciones y diferencias de éxitos

 

La evolución preocupante de los barrios modernos franceses se diferencia de los mexicanos por distintos aspectos. La mejor integración de los barrios mexicanos a las zonas de expansión urbana desde el principio ha favorecido su interacción con las ciudades, volviéndose parte integrante de ellas como supermanzanas verticales. En las plantas bajas de estos conjuntos existen comercios, restaurantes, equipamientos que atraen a personas del exterior, generando lugares de convivencia y de cohesión social.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Multifamiliar Morelos, Colonia Doctores, México DF.  Atravezado por calles, dispone de restaurantes comercios y servicos en las plantas bajas.

 

A comparación, los barrios periféricos franceses que desde el principio estuvieron muy mal conectados físicamente, se encuentran hoy rodeados por las ciudades que se han expandido, pero siguen aisladas por su imagen negativa que provoca una ausencia de transito en estos barrios. En muchos casos, los comercios desaparecieron o fueron vandalizados y los lugares de cohesión son distintos para cada comunidad étnica o religiosa. La ausencia de flujos entrantes del exterior acentúa el aislamiento físico de estas islas que representan los barrios modernos en las manchas urbanas.

 

Las viviendas sociales en renta en Francia fueron inicialmente pensadas como lugares de etapa para las familias, en donde pueden vivir un tiempo antes de acceder a una vivienda propia cuando su situación económica lo permitiera. Sin embargo está movilidad residencial ya ha disminuido mucho en el parque y las familias pobres que llegan no viven una mejora de su situación económica que les permita salir, lo cual provoca que las listas de espera para una vivienda social siguen creciendo mientras la calidad de la vivienda social en Francia se va degradando. En México, la venta de los departamentos, inicialmente rentados, permitió la consolidación y el mantenimiento de estas viviendas por sus propietarios. Si por supuesto existen también problemas de convivencia y mantenimiento de los espacios comunes, los multifamiliares mexicanos parecen tener un futuro más despejado con respecto al de las cités francesas.

 

Conclusión

La utopía urbana del Movimiento Moderno ha conocido varias realizaciones en el mundo a nivel de barrios (cités, multifamiliares…), como de ciudades enteras (Brasilia, Villes-Nouvelles en Francia…). Como lo intenta de demostrar este artículo a través de los ejemplos de Francia y México, el éxito que han tenido estas realizaciones ha sido distinto en función de la integración de los barrios funcionalistas a la ciudad y a las zonas de empleo. Si bien se ha pensado por el pasado que la forma urbana podía ser suficiente para generar el bienestar social, la experiencia francesa muestra lo contrario.

 

Sin embargo, la actual política de renovación de estos barrios sigue basándose en la idea que modificando el entorno urbano (“banalización de los barrios”) se podrá llegar a una mejora de las condiciones sociales y económicas de sus habitantes. A la fecha los resultados de esta política han sido por debajo de las esperanzas, pero se deberá medir a mediano plazo, una vez acabadas las obras y en una situación económica global menos desfavorable cuales son realmente los efectos del modelo arquitectónico y urbanístico sobre el desarrollo humano.

Bibliografía

DONZELOT, J. (2009). La ville à trois vitesses. Paris: Editions de la Villette.

MERLIN, P. (2012). Des grands ensembles aux cités. L'avenir d'une utopie. Paris: Ellipses.

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