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Ciudad Sustentable: entre utopía y experiencias locales en América latina

Charlène Lemarié

 

Durante mi experiencia laboral en México, he encontrado con sorpresa que la definición del concepto de “ciudad sustentable” es muy distinta en América Latina y en Europa. Las diferencias se perciben a través de estudios, discursos y sobre todo a través de las experiencias locales.

 

Definiciones distintas en diferentes contextos

Cuando se refiere al tema de la “ciudad sustentable” en Europa, solemos pensar en los nuevos “eco-barrios”, en la concepción de formas urbanas “compactas”, en el respecto del medio ambiente y en el uso de nuevas eco-tecnologías “verdes”. Si la cuestión social queda generalmente en segundo plano, se restringe principalmente al tema de la participación social y al objetivo de “mixidad social y generacional” en los proyectos urbanos y de vivienda.

En América Latina, la aproximación de la “ciudad sustentable” es muy diferente porque las ciudades deben enfrentar problemas distintos, debido al contexto de fuerte urbanización, a la pobreza y a la marginación urbana así como al urbanismo informal.

 

La región presenta la mayor tasa de urbanización del mundo con casi el 80% de su población viviendo actualmente en ciudades (en contraste con un 35% de la población en África y Asia) con un crecimiento urbano hasta 2, 3 veces más importante que el crecimiento poblacional en ciertos países en 2012. Este proceso de urbanización implica para muchos habitantes problemas en materia de acceso a una vivienda digna y que no esté en una zona de riesgo (en 2012, 111 millones de latinos americanos, sobre un total de 588 millones, vivían en tugurios, según ONU-Habitat), de acceso a servicios básicos eficientes (40% del agua tratada en la región se pierde por un disfuncionamiento de la infraestructura), de acceso a un sistema de transporte urbano etc. El problema de la congestión vial es de primer importancia en las grandes metrópolis latinoamericanas con sus consecuencias negativas en la gestión urbana, los tiempos de traslado y la emisión de contaminantes (se estima que la participación de la región en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero es del 12%, cuando su población apenas representa el 8.5% mundial)[1]. Además las ciudades de América Latina son las más duales, divididas y segregadas del mundo. La pobreza y la violencia siguen siendo las principales preocupaciones de muchas ciudades.

 

La idea de “sustentabilidad” de la ciudad en contextos urbanos como el de México o Latinoamérica en general no puede ser la misma que en Europa del Norte. Existen diferentes visiones de la ciudad sustentable, pues no existe una “receta” única para tender hacia la sustentabilidad urbana, las respuestas dependen de los contextos locales.

 

Así en América Latina, el ideal de la ciudad sustentable tiene más que ver con los temas sociales y de derecho: solidaridad, equidad, democracia, derechos humanos, repartición de la riqueza y del suelo, así como de una ciudad habitable es decir más segura en el dominio de la violencia y desastres, y saludable. En todo caso, el derecho a la ciudad como un derecho colectivo es un componente muy importe de la ciudad sustentable.

 

La necesidad de una articulación virtuosa entre la preservación del medio ambiente y la lucha social en las ciudades.

La esencia de la crisis de sustentabilidad urbana de México es que es un lugar de crisis social. El informe de Brundtland[2] explica claramente que la pobreza reduce la capacidad de la gente, para usar los recursos naturales de una forma sustentable. En la región Central de México, sobre los 30 millones de habitantes, más de la mitad está asentada en urbanización preciarías mientras la economía mexicana está clasificada entre las 15 primeras del mundo y que la Zona Metropolitana de la Valle de México genera el 30% del PIB nacional[3]. La distribución de riquezas dentro de las menos equitativas del mundo que presenta México parece favorecen el crecimiento económico (efecto Veblen[4]) pero implica también mayores responsabilidades ecológicas.

 

Las impactos sobre el medio ambiente son significativos al nivel urbano y la población la más pobre suele ser la que más sufre de los problemas ambientales provocados (mala gestión de desechos, contaminación de suelos, del agua y del aire…) y de los riesgos físicos (inundaciones, deslizamientos de tierras...). No es posible disociar crisis ecológica y justicia social. Así, arreglar la pobreza es un combate esencial de la condición ecológica. El Premio Nobel de Economía Armartya Sen demuestra que es muy importante para la gente pobre tener la capacidad de cambiar su propio entorno y que tienen la mano sobre los propios recursos naturales.

 

El desarrollo urbano sustentable en América Latina no es divorciado de las luchas sociales. Y esta lucha social es justamente de reivindicar las experiencias locales, de considerar todo el mundo como actores de la ciudad, con un derecho universal a los servicios básico (agua, comida, vivienda, electricidad, salud, educación y gestión de desechos) y de no considerar el capitalismo como un hecho. En efecto, existen muchas experiencias locales  que se desarrollan al margo del sistema liberal como el caso de la cooperativa de Palo Alto[5] que es un ejemplo muy interesante, se refiere a la experiencia de un grupo organizado de pobladores, cuyo objetivo inicial fue la reivindicación de su derecho a la tierra.  

 

Hacia un nuevo modelo

El tema de la ciudad sustentable en América latina, tiene la ventaja, contrariamente a Europa, de cuestionar, el modelo dominante del capitalismo. La ciudad sustentable no es une una definición universal, debe considerar los fenómenos socio-económico y los problemas que pueden encontrar las ciudades. Nuestra definición, como ha conocido, de la ciudad sustentable en Europa, no está aplicada en América Latina. Existe, en efecto, grandes principios para ir hacia una ciudad sustentable como la coordinación de todos los actores y más que una participación ciudadana, la ciudad global, la justicia, el espacio público y las experiencias locales y acciones sociales que permite la construcción de un mundo más fraternidad. Por ahora, el problema es que estamos mirando la ciudad sustentable no como una finalidad sino como un camino, porque, en efecto, con nuestro modelo económico, no es posible llegar a una real ciudad sustentable a gran escala.

 

“Es necesario tomar en consideración que la Ciudad Sustentable es un concepto integral de múltiples dimensiones interrelacionadas, en donde los diferentes componentes interactúan entre ellos a través de relaciones complejas y dinámicas. La Ciudad Sustentable puede estar definida como el producto de un proceso creativo local en búsqueda del equilibrio que se extiende a todos los ámbitos de la toma de decisiones, en áreas del interés común de la ciudad en el largo plazo.”[6]

 

Pensar la ciudad sustentable es abordar también la acción social. En América Latina algunas comunidades urbanas han realizaos experiencias locales muy interesantes y existen al final numerosas reivindicaciones por una justicia social. La cual, me parece, tienden hemos olvidado en la política francesa.  

 

La ciudad de Curitiba es pionera en el dominio de la sustentabilidad en diferente sector. A través un plan director de planificación urbana creado en 1964, la ciudad ha desarrollado proyectos durables y innovador a través espacios públicos y verdes, transportes y avanzadas sociales. Pero es en la categoría de los desechos que la ciudad fija su mejor tanteo. Según un estudio sobre las ciudades verdes de América Latina[7], Curitiba ha obtenido el mejor tanteo sobre un total de 17 ciudades, notamente en la categoría de los desechos.

 

El suceso de esta operación repone en parte en una campaña de comunicación y de sensibilización lanzada por la municipalidad. La municipalidad interviene en las escuelas con el fin de sensibilizarlas los niños a la importancia del reciclaje y del desarrollo sostenible. Desde 1989, los Curitibains se echaron a clasificar  y reciclar. " Lixo que não é lixo " (" el residuo que no es un residuo ") se hizo su eslogan. El proyecto se hizo en una verdadera Utopía urbana, social y ecológica: una " ciudad verde y social ", dicen los eslóganes municipales.

 

La ciudad sostenible como palanca para mejorar la gobernanza urbana

La urbanización actual en América Latina es una consecuencia de dos factores; una fuerte urbanización espontánea y poco controlada y el hecho de que la planificación urbana no fue considera como una herramienta político-estratégica (como en otras partes del mundo). A modo de ilustración, la ausencia desde el 2001 de Programa Nacional de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano en México y la difícil articulación entre las reglamentaciones y normativas Federales, Estatales y Municipales no permite planificar el desarrollo de las ciudades con una visión a futuro. Esto conlleva grandes dificultades de gestión local por parte de los municipios, sobre todo cuando estos se encuentran en zonas metropolitanas, que en México no son una escala de gobernanza urbana común que permite una mejor estrategia de desarrollo territorial más adaptado a los desafíos de la metrópolis. La calidad de las políticas de desarrollo urbano y la elección de su escala de aplicación han sido y serán determinantes para definir el tipo de ciudades que tendremos en el futuro.

 

La cuestión local y la “territorialización” de la justicia social para las cuestiones del medio ambiente son necesarias. Las políticas de descentralización de las atribuciones y de los recursos deben continuar para que las zonas metropolitanas y los municipios -que representan el eslabón administrativo electo más cercano a los habitantes y de la sociedad civil organizada- puedan arreglar sus problemas prioritarios en conocimiento de sus vulnerabilidades y oportunidades. El papel de la gobernanza es fundamental para (re)generar una ciudad más sustentable. En efecto, la fabricación de la ciudad es una construcción colectiva en la cual es necesaria la participación y coordinación de todos los actores (gobiernos y ciudadanos, sociedad civil y sector privado, instituciones y  trabajadores…)[8].

 

 

 

En conclusión, la ciudad sustentable debe tomar en cuenta el problema del medio ambiente como una herramienta de mejoramiento de las condiciones de vida de todos sus habitantes. Una mejor gobernanza a escala local permite a las comunidades y a los individuos de restaurar una confianza en ellos mismos y darles el poder de arreglar sus problemas (el concepto del "agency" desarrollado por Armatya Sen y economistas de EEUU). La Ciudad sustentable pasa igualmente por un nuevo modelo y otra manera de consumir. No es realmente una utopía porque, como se ha visto a través de los ejemplos, existen muchas experiencias en América Latina, alternativas al sistema capitalista.

 

 


 

[1] ONU-Habitat, Estado de las ciudades de América Latina y el Caribe 2012, Rumbo a una nueva  transición urbana, 2012, p.194.

 

[2] El informe Brundtland de 1997 reconoce que “la urbanización es una parte integrante del desarrollo”

 

[3]  Alfonso Xavier Iracheta Cenecorta , Revista del CESLA , Ciudad sustentable: crisis y oportunidad en México,  No. 13, 2010, pp. 503-530

 

[4] Thorstein Bunde Veblen (1857 - 1929) es un economista y un sociólogo americano. En economía, el efecto Veblen hace referencia a una paradoja; cuanto más el precio de un bien aumenta, más su consumo aumenta también. Este efecto concierne ante todo a las clases acomodadas, pero el ejemplo de la difusión de la ropa de marca entre los jóvenes menos favorecidos también es una buena ilustración del efecto Veblen.

 

[5]La comunidad de Palo Alto se origina en la explotación de unas minas de arena en la periferia de la Ciudad de México. A principios de los años 70, al terminarse la explotación de las minas, los vecinos se organizaron e iniciaron una larga lucha para no ser expulsados a zonas periféricas más alejadas y  de menos habitables. Palo Alto fue la primera cooperativa de vivienda registrada en el Distrito Federal de México, sin embargo, desde 1969, las acciones para desalojarlos fueron constantes. Hoy, Palo Alto es un barrio autosuficiente con servicios urbanos necesarios pero que se volvió un enclave social. Por lo tanto sigue activamente movilizado por su “derecho a la ciudad” [5]

 

[6] Fuente: Martha Niño, Directora de Sustentabilidad Urbana en la Secretaría Federal de Medioambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) de México.

 

[7] Proyecto de investigación independiente realizado por la Economist Intelligence UNit y patrocinado por Siemens, Indice de Ciudades verdes en América Latina, Una evaluación comparativa del impacto ecológico de las principales ciudades de América Latina , 2010, 51p.

 

[8] Otros ejemplos de buena práctica en materia de gobernanza es la iniciativa fiscal para una mejor repartición de la riqueza y de cohesión social-Participación en Plusvalías en Bogotá que ha permitido recaudar 38 millones de dólares  con una finalidad de redistribución, principalmente mediante el financiamiento de vivienda social y el mejoramiento de asentamientos precarios. María Lorena Zárate, Claudia Hernández , Habitat International Coalition, Construyendo otros mundos posibles, Derecho a la ciudad, sustentabilidad y buen vivir en América Latina, Mayo de 2012, 146p

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